domingo, 13 de mayo de 2012

¿Patriota o pelele?


Decía Aristóteles que el ser humano es un ser social, en el sentido de que tenemos la tendencia y capacidad de pertenecer a un grupo. Esto también lo tienen distintas especies de animales, sin embargo lo que nos distingue de ellos, es nuestra aptitud para el razonamiento el cual convierte nuestras relaciones sociales en una habilidad.

La pertenencia a un grupo proporciona cohesión, además de autoestima y protección a cada uno de sus miembros, resultando esencial para el desarrollo de los individuos. De esto saben mucho las religiones, especialmente las monoteístas y también algunos  sistemas políticos.

Por desgracia existen cuerpos de poder que actúan subliminalmente sobre las comunidades, manipulando conceptos derivados de necesidades esenciales para el desarrollo humano con fines propios, y como ejemplo de ello tenemos el caso del patriotismo.


Cuando mejor funciona el patriotismo, es cuando los miembros de un clan se unen para asaltar a otro clan. Aquí el patriota se siente “arte y parte” de su comunidad haciendo alarde de superioridad ante el contrario, de ahí el “subidón” de autoestima. En este momento se da una mutación y el grupo se convierte en bando. Este mecanismo patriótico lo suele ejercitar la clase dirigente con fines propios para perpetuar su hegemonía de poder.

Tenemos varios ejemplos de subidones que se han cobrado las vidas de muchos patriotas pues, es muy delgada la línea entre el sentido común y  la insensatez. Son muy débiles los límites de la negociación ante la exaltación y en este momento los “negociadores” no están de moda.

Un claro y absurdo ejemplo de patriotismo fue la ocupación de nuestro ejército del islote Perejil; más reciente, es el caso de Repsol YPF y los argentinos. Los políticos rentabilizan muy bien  estas situaciones y los patriotas acaban llamando  a modo de insulto, “española”, a una diputada argentina con una opinión contraria a la mayoría. Siempre la masa ha actuado imprudentemente en este sentido. Es muy difícil, muy difícil ver por debajo de lo evidente.

El patriota siente la pertenencia a un grupo o sociedad y eso no tendría por qué ser negativo. El problema es cuando los manipuladores arengan contra  otros en nombre del patriotismo para obtener su beneficio. La pertenencia a una asociación no viene de la mano de la exaltación ni de la violencia pues señores, eso no es ser patriota, es ser “pelele”.

 Porque ¿Qué es ser patriota? Hay conceptos tan “manoseados” que han perdido su naturaleza esencial.

Patriota es el individuo que se siente responsable de una sociedad y por ello contribuye con su esfuerzo a hacerla más grande y mejor. Es aquel que sabe sus derechos pero también sus obligaciones y que sus actuaciones promueven el desarrollo de su comunidad y el suyo propio.

El patriota no se queja, actúa, negocia y se alía. Es tolerante porque sabe que hay variedad de opiniones y también aprendió a distinguir entre engrandecer y enaltecer. Ser patriota no es ser radical porque tiene orgullo pero no soberbia.

La diferencia entre patriota y pelele, entre muchas cosas, está en la intención de sus actos. No es lo mismo decir, “no consumas alimentos de supermercados alemanes o franceses” que,
 “ es preferible consumir alimentos que lleven el código 84 para elevar  el PIB de nuestro país”.

El patriota es consciente racionalmente de, en dónde reside su fuerza y hasta dónde llegan sus límites;  el pelele es un muñeco al que le dieron “cuerda emocional” con una soflama de embustes bien orquestados para disimular intereses ocultos.

Patriotas fueron los técnicos de las centrales de Chernóbil y  Fukushima que actuaron con denuedo para evitar a la población los efectos de la radiación. También los voluntarios que contribuyeron a paliar el vertido del Prestige en las costas gallegas. Patriotas fueron todos los colectivos y espontáneos que se ofrecieron en cuerpo y alma aquel fatídico 11M por las calles de Madrid. Patriotas son todos los españoles que, con la que está cayendo, se levantan esperanzadoramente cada mañana para buscar empleo o trabajar por un sueldo de risa en unas condiciones cada vez más precarias.

El verdadero patriota tiene mucha fuerza porque es constructivo, si alguien tiene dudas de lo que es ser patriota que pregunte a los japoneses cómo se reinventaron tras las múltiples catátrofes sufridas; o si no, que estudie a las abejas, su organización social, su manera de protegerse…  con razón es tan esencial la existencia de las abejas para el hombre, con razón también las estudió Aristóteles.

                                                                                                                      V. Abad


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