lunes, 28 de mayo de 2012

Yolanda y La Coronela






Sección Lavar y Marcar (5)


-No me pongas crema, Yoli, mejor una ampolla que me dura más el peinado -se oye decir una voz con firmeza.

Yolanda es una jovencita con aspiraciones a oficiala que lleva tiempo aprendiendo la profesión. Su gran entusiasmo por todas las cosas de este mundo, frente a un curriculo bastante escaso en conocimientos, fue definitivo para su contratación. En opinión de Mati, la falta de preparación no debería ser un obstáculo en las personas que muestran la gran cualidad de sorprenderse ante lo que le ofrece la vida. Y así es Yoli, una extraordinaria trabajadora que aprende con facilidad y sobre todo, con mucha alegría.

-Muy bien Doña Marina, le voy a dar un masajito –dice a la anciana sentándola en el asiento de mi izquierda.                                                                                         

Doña Marina es la “coronela”. Muchas clientas tienen un apodo y todas lo saben. Incluso cuando piden cita, lo hacen con el alias para no dar lugar a confusiones. El mote es algo que se va amasando a lo largo del tiempo y de la confianza con la clienta. Se suele aplicar con respeto, cuando se habla en tercera persona:  “a las 12 tienes cita con la coronela”, rara vez  en el tú a tú.

La mayoría lo asume con naturalidad y con  mucho orgullo, pues funciona como un tótem que una vez adquirido, te lleva a formar parte de esta curiosa comunidad. Por tanto, aquella que logre un mote, tiene una cuota de prestigio en este club tan particular.

La coronela, es viuda de un militar de desconocida graduación, -pero había que darle un grado-  al que le dio tiempo a darle once hijos. Todos, y cada uno de ellos, se han establecido por la inmensa geografía del mundo gracias al buen hacer de esta madre de pelo cano, rasgos fuertes y enérgica voluntad.

“La terremoto” – también las trabajadoras gozan de este privilegio y este es el apodo de Yoli- comienza a ponerle la ampolla a Doña Marina, mientras Mati se nos acerca tras acompañar a una clienta a la puerta.

-Mati de verdad  -le asalta Yoli en tono lastimero, ¿te lo has pensado? dime que me vas a dar permiso.

-¿Cómo me pides vacaciones a cuenta del año que viene si acabas de llegar?

-¡Pero estas son especiales, no te lo pediría si no fuera así!.

- !No te me pongas quejicosa! El mes de noviembre es un mes de mucho trabajo y no puedo permitirme el lujo de estar sin ti. Para eso cerramos en Agosto.

-!Pero es que el viaje es en esa fecha. Tú sabes que a Egipto no se puede ir en verano!

- Quieres ir a Egipto? ¡Qué bien! –le digo con entusiasmo para bajar un poco el tono.

-Llevo ahorrando desde hace un año, es la ilusión de mi vida y ya tengo grupo para ir –me contesta mimosa.

-Tienes que buscar otras opciones Yoli – parece que Mati no cede.

-Puedo no cobrar esos días, no es más que una semana.

Yoli  termina de darle el masaje a la coronela y sigue insistiendo, mientras le pisa los talones a Mati que se dirige  hacia el cuartito del material. Sonrío a la coronela con paciencia, esperando que alguien me atienda y ésta me dice:

-Pobre chica, no creo que prospere la propuesta. De todos modos es muy joven tiene toda una vida por delante para ir de viaje a donde quiera.

-Quizá Mati cambie de opinión, ¡está tan ilusionada!

De nuevo sale Mati decidida con la bata y la capa de cortar –parece que hoy me toca corte-  y las coloca sobre el mostrador delante de mí.

-Ahora te ayuda a ponértelas Yoli, me dice escuetamente.

-Gracias Mati … ¿No te lo vas a pensar?, pregunto un tanto temerosa.
-Ya me lo he pensado –me mira con cara de complicidad

-Ah! ¿La vas a dejar verdad?

-Sí ¡habla bajito! – me dice mirando hacia la puerta del cuartito. -Aún no debe saberlo –prosigue- se lo tiene que trabajar Miriam, cuando se piden las cosas hay que dar también soluciones, y puede que las haya. Es un buen viaje, una buena causa, por la cultura.  Yo siempre digo: “dime por donde andas y te diré cómo te encuentras”.

-Me temo que el refrán no es así –dice la coronela-, aún tengo memoria para los refranes.

-¿Cómo que no? ¿Será mejor que se vaya a una playa exótica? ¡es el primer viaje pagado por ella y ha escogido Egiptooo! – nos aclara haciendo una mueca extravagante y con un hilo de voz-, si me lo hubiera pedido para irse a Punta Cana, no lo tendría tan fácil. Esta niña anda pero que muy bien, muy bien...

-Para Mati estaba clarísimo. También lo estaba que Yoli se iba a Egipto. Lo que nosotras no sabíamos es cómo se iba a resolver el asunto de su sustitución.

                                                                                                             V. Abad

sábado, 26 de mayo de 2012

Discurso de investidura de José Luis Sampedro


El día 24 de mayo se ha investido como Doctor Honoris Causa en Filosofía de la UAH, a José Luis Sampedro. Siempre es un honor y un lujo poder escuchar a este gran maestro que afortunadamente aún sigue entre nosotros. Aquí tenéis el audio para los que os gusta perder el tiempo escuchando a las voces   que hablan fuera de tiempo.


viernes, 25 de mayo de 2012

Pensamiento lateral y "chinitas" negras

 Algunas veces sentimos angustia porque no podemos salir de situaciones que nos parecen irremediables, situaciones para las que, a pesar de haberle dado muchas vueltas, no encontramos salida. Ante un problema,  nuestro cerebro utiliza una determinada manera lógica, una forma de pensamiento en una sola dirección, un patrón “habitual” que deja de lado otros enfoques, maneras,  quizá poco ortodoxas para este modelo convencional.

Sin embargo, existen otras formas más creativas, otros modos de dar luz a los problemas que se desvían del enfoque unidireccional. Esto sería el pensamiento lateral.

En la forma tradicional de razonar progresamos lógicamente de un paso al siguiente, mientras que razonar lateralmente es pensar de forma aleatoria, de ahí que al primer paso se le llame también pensamiento vertical y al segundo, lateral.

Este tipo de razonamiento multifocal, es un método imaginativo de solución de conflictos que se puede ejercitar mediante el entrenamiento de técnicas, las cuales nos proporcionarían enfoques distintos de un mismo problema con la consiguiente pluralidad de respuestas. Con este procedimiento innovador, nuestro cerebro terminará por crear nuevos caminos neuronales que estaban dormidos.

La importancia del pensamiento lateral es que resulta ser una buena herramienta para la solución de nuestros problemas cotidianos y no tan cotidianos.

Para ilustrar todo lo dicho, os contaré el siguiente cuento:

“Érase un pobre campesino que se encontraba totalmente abrumado por las deudas contraídas con el señor de las tierras que cultivaba, ya que la cosecha de los últimos años había sido escasa debido al  mal tiempo. Cierto día, se presentó el dueño en su casa y le propuso perdonarle la deuda, a cambio de esposarse con su única hija.

La hija se encontró ante el dilema fatal de casarse con un anciano o sumir a su padre en la ruina. Como el viejo viera que la hija mantenía sus dudas, aún se lo puso más fácil y le ofreció resolverlas allí mismo con un juego de azar: cogería dos piedras del camino de entrada a la casa, una negra y otra blanca, y las metería en un saquito de tela. Si la muchacha escogía la piedra negra se casaría con él, si escogía la blanca, no tendría que hacerlo y en ambos casos la deuda del padre quedaría saldada.

Cuando la joven accedió al juego, el anciano cogió disimuladamente dos piedras negras y las metió dentro del saco. El hecho no pasó inadvertido para la chica que creyó sucumbir en ese momento, mirando tristemente hacia el camino repleto de guijarros blancos y negros. Sin embargo, instantáneamente se le ocurrió la siguiente solución. Al recoger la piedra del saco la dejó caer al suelo del camino de modo que no se podía identificar cuál era entre tantas la escogida. Ante este suceso, la joven pidió disculpas por su torpeza afirmando que su desacierto no cambiarían los hechos puesto que la piedra que quedaba en el saco podía decidir a todas luces el resultado del juego. Dado que la piedra que contenía era la negra, se podía deducir que la escogida había sido la blanca”.

En este ejemplo podemos comprobar que lo que decididamente parecía perdido, no lo era tanto.

El propósito de hablar sobre este tipo de pensamiento es infundir la siguiente idea: “la mayoría de los problemas que se nos plantean, tienen solución cuando los reformulamos desde varias caras”. Esto es lo mismo que decir: “apliquemos la mirada poliédrica”

Es importante incidir en esta idea dados los tiempos que corren.  Tiempos repletos  de  problemas insolubles que nos provocaron viejos avaros con sacos atiborrados de chinitas negras, los cuales tenemos que salvar con la fuerza de nuestro pensamiento creativo. Debemos ser conscientes del poder latente de nuestro pensamiento lateral.

                                                                                                              V. Abad

martes, 22 de mayo de 2012

La realidad puede superar a la ficción

Existe un interesante video del grupo cómico Monty Python en el que juegan un partido de futbol una selección de filósofos griegos y otra de filósofos alemanes. Muchos lo conoceréis porque este grupo inglés es simplemente genial, sin embargo la idea de volver a recordar este video, es para plantear la paradoja que existe en la actualidad con el pueblo griego y las dificultades y penurias que está padeciendo por las exigencias de la comunidad europea  y especialmente por la presidenta de Alemania. Sin duda es un partido duro que no sabemos cómo terminará. En el video ganan los griegos. Tal vez en la realidad tengamos que echar mano de otras selecciones de los pueblos del sur para apoyarlos, con filósofos de la talla de Séneca, Adriano, Averroes, Maimónides, Luis Vives, Unamuno, Ortega y Gasset ...etc !Mucha suerte para Grecia y para el Sur!

                                                                                                                             V.  Abad


                                                                        

domingo, 20 de mayo de 2012

Sobre mí misma


Sección: Lavar y marcar (4)

Qué tal niña? ¿Hoy qué  te vamos a hacer? En realidad yo nunca le contesto, pero mi peluquera siempre  pregunta lo mismo mientras me coloca la toalla a sabiendas de lo que va a hacer. A estas alturas de la vida Mati conoce más que yo, determinados aspectos de mí misma.

Sabe que me llamo Miriam y que tengo una gran familia formada por un marido y cuatro niñas. Sí,  cuatro, y niñas, con edades comprendidas entre cinco y diez años. El último parto fue gemelar, un embarazo lleno de deseos de un pequeño varoncito. La sorpresa resultó concluyente: dos hembras más ¡se acabaron los embarazos! No tendría por qué haber existido tal sorpresa, al menos en lo que se refiere al embarazo múltiple, ya que éramos conscientes de que en mi familia existían estos casos, sin ir más lejos yo misma nací gemela de otra niña que murió al nacer.

Tal vez esta circunstancia produjo rechazo en mi madre o tal vez no, lo cierto es que las relaciones con ella siempre fueron escasas o más bien nulas. Por el contrario, la existencia protectora de mi padre llenó de vida y alegría la infancia de una niña menor de tres hermanos varones que le sacaban cierta edad, mucha estatura y bastante distancia en todo lo demás.

Su temprana muerte provocó mi huída de un hogar vacío para mí. Me liberé de la fuerte indiferencia de mi madre, marchando a estudiar  enfermería a los 18 años a Madrid. Aquí coincidí con Diego, amigo de mi hermano y estudiante de Teleco, con el que felizmente me casé. Desde entonces muy pocas veces he hecho las maletas para viajar a mi ciudad natal.
 
Así que tengo una familia normal con un marido normal y una vida normal. Con la excepción de que mi marido nunca está en casa debido a su carrera profesional, y de que vivo con una abultada prole que soporta un evidente desarraigo familiar.

Mati está terminando de quitar la humedad de mi pelo con la toalla. No me ha dirigido la palabra en todo el tiempo, a veces me deja sola con mis pensamientos y una agradable sensación de compañía silenciosa. Cuando me veo en el espejo pienso en mis 36 años a la vez que dirijo distraídamente la mirada a mi peluquera. Se me ocurre calcular la edad de ella, y espontáneamente le pregunto:

 - Mati ¿Cuántos años tienes?

Me devuelve la mirada con cara divertida, como diciendo ¡ah!  ¿ era eso?, y me contesta:

         -Pues no es tan sencillo, tengo muchas edades. Mi edad corporal  no es muy segura, depende de  lo que me duela ese día. No es lo mismo una molestia en la muela que un dolor de huesos. Hoy estoy pocha, tendré… unos 62 o 63 años. Si quieres saber la edad que tengo por mi experiencia, por  todo lo que me ha dado la vida y he aprendido de ella, tengo 120 aproximadamente, y si me hablas de edad según mi estado anímico actual pues tengo cerca de 23. Así que, echa cuentas.

No suelo ser muy directa en las conversaciones porque tengo un carácter más bien tímido, pero cuando lo intento con Mati, al final, me deja hecha un lío. Esta vez era una de esas… De lo que estaba segura, conociéndola un poco, es que le importa un pimiento su edad real.

                                                                                                                        Violeta Abad

viernes, 18 de mayo de 2012

Ideario para el pensamiento constructivo

Los acontecimientos no son en sí mismos ni buenos ni malos, somos nosotros los que juzgamos, ya que bueno y malo son juicios de valor. Los acontecimientos vienen y van y lo que tenemos que aprender es a manejarlos a fin de que resulten positivos para nuestra vida.

El problema es que hay determinado tipo de experiencias que son más difíciles de tratar y muchas veces nos preguntamos ¿por qué tenemos "rachas" de tantos sucesos desfavorables? Mi opinión es que la vida es puro aprendizaje y éste va en función de esos acontecimientos, que son distintos en cada uno de nosotros ya que el aprendizaje es individual.

Cuando nos llega una situación concreta, tenemos que saber de antemano que nos la “merecemos”, en el sentido de que es necesario pasar por ella para comprender ciertas cosas que desconocemos. Debemos saber que en ese momento disponemos de una estructura física y mental determinada que va a estar predispuesta a esa situación. Por eso es tan importante conocer todo lo posible de nosotros y tener conciencia de dónde nos encontramos.

Si por ejemplo, nos orientamos hacia la tristeza, la mayoría de nuestras vivencias serán de esa condición al encontrarnos en un tipo de frecuencia que arrastra esta clase de situaciones. Es recomendable pues, rechazar determinados comportamientos para poder salir de tal frecuencia y entrar en otra más positiva.

 Si nuestra realidad está hecha principalmente en base a lo que ideamos, es necesario levantarla de manera constructiva. Por eso vamos a reconvertir nuestros pensamientos elaborando una relación de aspectos positivos que van a "limpiar" nuestra realidad inmediata. Los pasos serán los siguientes:


1º A diario, podemos examinar cada una de las cosas buenas con las que contamos: familia, amigos, cualidades, bienes, emociones, sintiendo la certeza de que los llevamos dentro de nuestro equipaje al comenzar la actividad cotidiana.

 2º A menudo, visualizaremos nuestro cuerpo como algo extraordinario que nos permite hacer la cantidad de cosas que hacemos. Valoraremos y admiraremos su funcionamiento de parte a parte, con la idea de impregnar de energía vital cada célula y cada órgano y así, fortalecer nuestro sistema inmunológico.

 3º Ante cualquier tipo de situación nuestra actitud ha de ser siempre la de: ¿qué puedo hacer yo para mejorar esto".

 4º Es vital cuidar nuestro lenguaje, en el sentido de que sea un lenguaje fresco donde no exista el lamento o el victimismo. Hay que desinstalar la queja en nosotros con el fin de eliminar la posibilidad de que aparezcan situaciones que puedan ser susceptibles de ella.

 5º Alejaremos de nuestra mente los hechos que nos hayan producido sufrimiento, teniendo en cuenta que el recuerdo de estos hechos, lo único que nos produce es "revivir el dolor" nuevamente.

 6º Procuraremos rodearnos de gente que nos aporte y nos estimule. Normalmente suelen ser personas que dominan el arte de dar. Son el tipo de gente de las que podemos aprender a DAR y sobre todo a RECIBIR. Si no sabemos recibir bloqueamos esa energía. Recuerda, es igual de importante DAR que RECIBIR.

 7º Por las noches, antes de dormir, haremos "recuento". Miraremos las cosas que no hemos hecho y por qué, las que podríamos haber mejorado y las que realmente nos han salido bien. Nos sentiremos plenamente satisfechos de las últimas y nos propondremos resolver las dos primeras.

8º Tendremos presente que a pesar de los problemas, existen cantidad de soluciones a las que accederemos mejor si nos proponemos buscarlas dejando los bloqueos y la culpabilidad fuera de juego.

9º Es indispensable saber PEDIR, porque normalmente se suele conseguir lo que pedimos y muchas veces no de la forma que quisiéramos. Por eso debemos saber lo que queremos pues el resultado nos puede desbordar. Cuánto más afinada sea la petición, más pronto y mejor nos aproximaremos a su resultado.

10º Es un deber indiscutible ser AGRADECIDO. Es posible que el creyente dirija su agradecimiento a Dios, sin embargo el no creyente puede proyectar su gratitud hacia la vida, las fuerzas del universo... No es necesario creer en un ente, podemos simplemente agradecer la perfección de las leyes de la naturaleza que nos permiten cada día respirar, aprender y disfrutar de la vida.

Podríamos leer a diario estos diez consejos y aunque no sea posible realizarlos todos de inmediato, pues unos nos resultarán más difíciles que otros; en la medida que vayamos lográndolo, podremos observar si existe una mejora de nosotros mismos y de nuestro entorno.

No olvides que somos una parte que pertenece a otra mayor. Si limpiamos nuestra basura estamos limpiando la basura del resto. Somos esponjas que atraemos lo que contenemos. Si somos limpios absorbemos limpieza, si estamos sucios atraemos basura. !DEJEMOS DE SER CUBOS DE BASURA!

                                                                                                                V. Abad

jueves, 17 de mayo de 2012

¿Nos conocemos?

                  
 Sección: Lavar y Marcar (3)

-Menudo día de lluvia –dijo Mati-, espero que pare alguna vez. A mí me encantan estos días,  es lo que tiene la primavera. Sin embargo,  aunque me guste, si tengo el día flojo, pues lo acentúa, esta es la pura verdad.

- “! Vaya recurso, el del tiempo, para entablar conversación!”

-Yo cuando huelo a lluvia ya sé que el ánimo me va a bajar y entonces me digo: Mati disfruta de esta sensación porque también se irá y sabes perfectamente que otro día llegará con un sol esplendoroso.

- “¿Esplendoroso? ¿puede ser el sol esplendoroso?”  -Yo todavía no sabía que Mati tiene un argot particular para expresarse.

-Igual nos levantamos con el pie izquierdo, quiero decir, con pocas ganas de todo, con cosas que nos preocupan… Pero si hay sol, pues las cosas son de otra manera. Lo malo es que llueva, entonces todo se junta, el día va empeorando, nos encontramos feas, tristes, tontas y podemos acabar de bajón, entonces tenemos la opción de alegrarnos yendo de compras o… ¡viniendo a la peluquería!

Y soltó una carcajada mirándome picaronamente.”¿A dónde quería llegar?”

-Quizá no sea nada de eso –contesté secamente, dándome por aludida sobre todo en lo que se refería al “bajón” -y simplemente sea que quieres ponerte guapa porque no estás presentable.

-Ah! No mi niña, si lo dices por ti, no. Tú ya eres guapa, siempre hay algo más.

Me reí frente al cumplido - Mati ya me había robado una sonrisa

- Si sabré yo de esto, muchos años en este oficio poniendo guapa a la gente. Es lo mejor de mi profesión, pero a ti te hace muy poca falta… esto no es más que un pretexto.

-Quizá sea como dices, a veces resulta difícil comprenderse a sí misma  -dije disculpándome, mientras me daba cuenta de que me había sacado una reflexión.

-Pues verás cuando termine de apañarte… ni te vas a conocer

¡ Vaya si tenía razón! La frase llevaba doble sentido. Cuando salí de la peluquería me sentí distinta y lo de menos era mi aspecto físico. Por primera vez desde hacía mucho tiempo caminaba sin prisas por llegar a casa, disfrutando, bajo mi sombrero, del frescor de la fina lluvia que unas horas antes había atacado  mi sistema nervioso.

Sentía una rara sensación de bienestar después de una larga conversación  mantenida con una extraña. ¡Menuda brujilla esta peluquera!


-¡Miriam, pasa al lavabo ! – me dice Mati.
Saliendo de mis pensamientos dentro de mi esfera celestial tomo conciencia del entorno y me encamino hacia esa zona de prácticas que yo llamo diván.

                                                                                                               Violeta Abad

domingo, 13 de mayo de 2012

¿Patriota o pelele?


Decía Aristóteles que el ser humano es un ser social, en el sentido de que tenemos la tendencia y capacidad de pertenecer a un grupo. Esto también lo tienen distintas especies de animales, sin embargo lo que nos distingue de ellos, es nuestra aptitud para el razonamiento el cual convierte nuestras relaciones sociales en una habilidad.

La pertenencia a un grupo proporciona cohesión, además de autoestima y protección a cada uno de sus miembros, resultando esencial para el desarrollo de los individuos. De esto saben mucho las religiones, especialmente las monoteístas y también algunos  sistemas políticos.

Por desgracia existen cuerpos de poder que actúan subliminalmente sobre las comunidades, manipulando conceptos derivados de necesidades esenciales para el desarrollo humano con fines propios, y como ejemplo de ello tenemos el caso del patriotismo.


Cuando mejor funciona el patriotismo, es cuando los miembros de un clan se unen para asaltar a otro clan. Aquí el patriota se siente “arte y parte” de su comunidad haciendo alarde de superioridad ante el contrario, de ahí el “subidón” de autoestima. En este momento se da una mutación y el grupo se convierte en bando. Este mecanismo patriótico lo suele ejercitar la clase dirigente con fines propios para perpetuar su hegemonía de poder.

Tenemos varios ejemplos de subidones que se han cobrado las vidas de muchos patriotas pues, es muy delgada la línea entre el sentido común y  la insensatez. Son muy débiles los límites de la negociación ante la exaltación y en este momento los “negociadores” no están de moda.

Un claro y absurdo ejemplo de patriotismo fue la ocupación de nuestro ejército del islote Perejil; más reciente, es el caso de Repsol YPF y los argentinos. Los políticos rentabilizan muy bien  estas situaciones y los patriotas acaban llamando  a modo de insulto, “española”, a una diputada argentina con una opinión contraria a la mayoría. Siempre la masa ha actuado imprudentemente en este sentido. Es muy difícil, muy difícil ver por debajo de lo evidente.

El patriota siente la pertenencia a un grupo o sociedad y eso no tendría por qué ser negativo. El problema es cuando los manipuladores arengan contra  otros en nombre del patriotismo para obtener su beneficio. La pertenencia a una asociación no viene de la mano de la exaltación ni de la violencia pues señores, eso no es ser patriota, es ser “pelele”.

 Porque ¿Qué es ser patriota? Hay conceptos tan “manoseados” que han perdido su naturaleza esencial.

Patriota es el individuo que se siente responsable de una sociedad y por ello contribuye con su esfuerzo a hacerla más grande y mejor. Es aquel que sabe sus derechos pero también sus obligaciones y que sus actuaciones promueven el desarrollo de su comunidad y el suyo propio.

El patriota no se queja, actúa, negocia y se alía. Es tolerante porque sabe que hay variedad de opiniones y también aprendió a distinguir entre engrandecer y enaltecer. Ser patriota no es ser radical porque tiene orgullo pero no soberbia.

La diferencia entre patriota y pelele, entre muchas cosas, está en la intención de sus actos. No es lo mismo decir, “no consumas alimentos de supermercados alemanes o franceses” que,
 “ es preferible consumir alimentos que lleven el código 84 para elevar  el PIB de nuestro país”.

El patriota es consciente racionalmente de, en dónde reside su fuerza y hasta dónde llegan sus límites;  el pelele es un muñeco al que le dieron “cuerda emocional” con una soflama de embustes bien orquestados para disimular intereses ocultos.

Patriotas fueron los técnicos de las centrales de Chernóbil y  Fukushima que actuaron con denuedo para evitar a la población los efectos de la radiación. También los voluntarios que contribuyeron a paliar el vertido del Prestige en las costas gallegas. Patriotas fueron todos los colectivos y espontáneos que se ofrecieron en cuerpo y alma aquel fatídico 11M por las calles de Madrid. Patriotas son todos los españoles que, con la que está cayendo, se levantan esperanzadoramente cada mañana para buscar empleo o trabajar por un sueldo de risa en unas condiciones cada vez más precarias.

El verdadero patriota tiene mucha fuerza porque es constructivo, si alguien tiene dudas de lo que es ser patriota que pregunte a los japoneses cómo se reinventaron tras las múltiples catátrofes sufridas; o si no, que estudie a las abejas, su organización social, su manera de protegerse…  con razón es tan esencial la existencia de las abejas para el hombre, con razón también las estudió Aristóteles.

                                                                                                                      V. Abad


sábado, 12 de mayo de 2012

Los amigos molestos


Yo soy básicamente epicúrea, especialmente en lo que se refiere a la amistad. Las vivencias compartidas priman sobre los lazos de sangre sin fundamento. A mis amigos cuido y me cuidan en momentos sombríos, colándose en mi vida intermitentemente de manera natural. Son el regazo dentro del cual,  trenzo largas cuerdas de amor y cariño. En ellos me regocijo.

Hay muchas clases de amigos, pero yo quiero hacer mención especial de aquel descarado que nos suele decir lo que no queremos escuchar. Ese que, en función de nuestra confianza, siente la necesidad o la responsabilidad de opinar, aconsejar o reprochar. El que nos resulta incómodo y un poco desagradable, el que “nos da la vara”.

A veces, sus palabras me resultan feroces, porque le doy la oportunidad de llegarme precisamente por nuestra amistad ¿Hay peor crítica que la que viene de un ser querido? De él me defiendo preguntándome de dónde procede ese discurso que me resulta ofensivo, sin analizar hasta dónde estoy dispuesta a escuchar. Es el amigo cargante que pincha mi ombligo y desinfla mi ego, produciendo en mí  sentimientos de rechazo hacia su persona.  

Sin embargo, el muy bribón tiene dotes de miseria y de grandeza, pues es el indicador de mi soberbia y mis delirios. Chivato de mis errores; es mi referente. Me dibuja imperfecta y humana,  pone piedras que tengo que levantar o saltar. Es mi amigo del alma que me obliga a avanzar.

Desde aquí comprendo el valor de su presencia y le amo profundamente por influir de manera tan radical y positiva en mi existencia. En mi amigo no hay cobijo pero sí regocijo, siendo así que le digo para mis adentros: ¡Ay compañero de mi vida, qué suerte tengo de llevarte conmigo!

                                                                                                                             V. Abad

martes, 8 de mayo de 2012

El encuentro


Sección Lavar y marcar (2)

En mitad de la relajación, me imagino, como si fuera el objetivo de una cámara, sentada en un silloncito con cara de virgen tonta, rodeada de una luminosidad difusa que borra los límites de la fotografía.

Y es que se diría que una peluquería no es un buen sitio para meditar, yo así también lo creía, pero eso puede afirmarlo quien no conoce a su gobernanta.

Mati   tiene un cuerpo enorme, brazos largos y manos grandes que cuando te abrazan te cubren entera, haciéndote olvidar que lleva unos pelos fritos de colores y el tirante del sujetador a la vista. Se podría decir que no tiene un  “look” apropiado para lo que se espera de alguien que regenta un “Salón de belleza”,  tal como figura en cursiva a la entrada del  negocio. Sin embargo yo me freiría hasta las cejas por lograr la mitad de su presencia de ánimo. Y es que a este rótulo habría que añadirle: “interior”.

Sentada en mi marco celestial, recuerdo la primera vez que aparecí en este lugar irrumpiendo de una manera atolondrada, algo así como “un elefante en un garaje”, cuando Mati se acercó suavemente y me preguntó con voz cantarina:


-Hola buenas tardes, ¿qué te vas a hacer?

No recuerdo bien si contesté, ya que inmediatamente me colocó la capa y me pasó al lavabo. Se veía que la cosa era de urgencias.

Mati había  adivinado mi visible aturdimiento y también la torpeza que intento evitar cuando situaciones tan nimias  me superan. Su mirada penetrante así lo dejaba ver, por eso me sentí aún más vulnerable ante la persona que acababa de conocer.

Al menos la posición del lavado de cabeza me hizo sentir más cómoda al evitar la agudeza visual de la peluquera. Fue entonces cuando le pedí que me cortara el pelo. Ella me preguntó si tomaba café y después de mi negativa, pasó a la acción.

Y cuando digo a la acción, no digo a lo de peinar, sino a todo lo demás. Detrás de mí, mientras desenredaba mi melena de escoba, Mati comenzó a hablar, arrancándome de las páginas del libro "auxiliar" que llevo en el bolso para esquivar  miradas como la suya.

                                                                                                                           Violeta Abad

lunes, 7 de mayo de 2012

Yo soy filósofo

                                     

-¿Señor podría contestar unas preguntas para la televisión? Le pregunta una joven periodista a un hombre de mediana edad que se encontraba en la cola del INEM.

-Si, ¿Cómo no?

-Mire si le parece bien, vamos a grabar una entrevista. Le vamos a hacer preguntas sobre el tiempo que lleva usted desempleado, qué trabajo desempeñaba… cosas así, porque, usted ¿qué es?

-¿Yo?,  filósofo

-¡Ah! ¿Es usted profesor? Qué bonita la filosofía, aun recuerdo la Historia de la Filosofía de Bachiller; Platón, Hume, Nietszche…

-Oh! No, yo no conozco a esos señores

-¿No es usted profesor?

-No, yo soy conductor de autobús

-Y ¿por qué me dice que es usted filósofo?

-Porque lo soy.

-Perdóneme señor, no le entiendo. La joven empezaba a impacientarse y comenzó a buscar entre la fila cualquier otro personaje al que entrevistar.

-¿No me preguntó que qué soy? –le dice a la chica.

-Si claro…

-Pues soy filósofo.

-Pero me ha dicho que es conductor de autobús.

-Si esa es mi profesión, pero yo soy filósofo. Entonces la periodista algo más interesada, hizo una seña al cámara para que se alejase y dejó que el hombre se explicara.

-       -Mire, mi profesión es conductor, mi empresa quebró hace un año, pero yo soy filósofo.La chica asintió. Sabía que esa no era la entrevista que tenía que cubrir pero había algo que le obligaba a escuchar a su interlocutor.

-       -En todo este tiempo que llevo parado he descubierto que soy filósofo.

-        -¿Y cómo fue?

-       -Muy sencillo, una vez que sentí que lo había perdido todo, me encontré con las cosas que había ganado. Comencé a leer, no a esos señores que nombró, pero si libros interesantes, y me di cuenta de que siempre fui un filósofo porque decían cosas que yo ya había pensado. Mi profesión, viajando y conduciendo kilómetros día y noche sin hablar con nadie, me obligaba a escuchar la radio y a darle vueltas a las cosas; pero es ahora cuando he tomado consciencia de lo que soy.

-       -¿Y cómo se toma consciencia de lo que uno es? Para ese momento la joven periodista se encontraba sumergida en la conversación.

-       -No sé si tengo palabras para explicarlo, es más un sentimiento y una forma de ver, ser y estar. Es un poco raro, pero es como me siento. Ahora estoy en la fila del paro, fui conductor y tal vez acabe teniendo otra profesión y aunque todo esto pueda parecer frustrante, es pasajero y puntual. Yo sé que soy algo más que eso.

-       -Pero usted tendrá que comer, pagar las facturas…

-       -Está usted en lo cierto, comer o no comer, pagar o no pagar… la vida está llena de elecciones, siempre vamos a tener que elegir algo y cuando se hace, siempre se tiene una sensación de pérdida porque al elegir lo uno, desechas lo otro. Por ello intento no angustiarme, pues si tuviera trabajo tendría que hacer otras elecciones que también me llevarían a la duda y a la ansiedad.

-       -Pero si tuviera empleo usted se encontraría mejor –afirmó la chica.

-       - Seguramente me encontraría más confiado, pero esa confianza no estaría basada en mí mismo como es ahora. Mire joven, cuando una persona llega a la convicción de que no tiene nada que perder, puede hacer dos cosas: perderse a sí mismo o descubrirse.

-       -Pero insisto ¿qué es descubrirse? –preguntó la periodista verdaderamente interesada por el rumbo que tomaba la charla.

-       -Descubrirse es encontrar la llave de la eternidad. Decidir que pase lo que pase fuera de uno mismo, es circunstancial. Que lo importante es escuchar y escucharse, y contar  con uno mismo para lo que haga falta. Es probable que encuentre trabajo, o no, que las cosas mejoren, o no. Es cierto que sería más feliz fuera de la cola del paro… o no. No  hay más certeza que yo mismo y lo que me digo a mi mismo, así pues ¿para qué sufrir?

-       La periodista suspiró profundamente como integrando las profundas palabras del parado.

-       -Efectivamente es usted un filósofo. Perdone que no le haga la entrevista, pues no da usted el perfil, pero le agradezco sus interesantes palabras.

-       -Yo también le agradezco su conversación ha sido un placer hablar con usted, pero tal vez no encuentre su perfil en la cola del INEM. Cada uno de estos parados es un filósofo, llevan su propio modo de ser y estar, aunque algunos no se hayan percatado de la misma manera que yo.

-       -Muchas gracias señor, de todos modos lo voy a  intentar.

-       -De nada. Es bueno pelear y no sucumbir a la primera.

-       Y mientras se alejaba la chica, el parado pensaba para sí mismo: "Sucumbir. Menuda palabra. !Hay que ver lo que enseñan los libros!".

                                                                                                                             V. Abad