jueves, 1 de noviembre de 2012

Sin miedos

Nadie dijo que la vida fuera fácil, que el recorrido sea lineal, que los hijos sobrevivamos a los padres, y que sólo se enferme cuando tienes cierta edad.

Nadie dijo con seguridad que existiera el libre albedrío, que por ser racionales no fuéramos a estar sujetos, tanto a leyes físicas, como a las que crea la naturaleza de nuestro propio raciocinio.

Nadie dijo que cumplir años signifique consolidar, que trabajar duro conlleve el éxito, que elegir sea acertar y que al final de la vida recojas lo que has sembrado.

Nadie dijo que la vida fuera justa y que gana el que se lo merece, que la balanza se incline hacia el más desfavorecido y que siempre triunfe la justicia.

Nadie dijo que la vida no esté exenta de dolor, que la felicidad no fuera más que un sentimiento -eso sí lo dijo Kant- , en medio del fracaso y del sufrimiento.

Nadie dijo que  vivir no fuera luchar y que luchar significara vencer.

Nadie dijo que los padres tengan que amar a sus hijos y estos a sus padres. Que no exista el amor sin odio, ni la fidelidad sin traición.

Nadie dijo que cuanto antes asumamos, padres, hijos y espíritus santos,  los “nadie dijo”, mayor probabilidad tendremos de superarlos.

Nadie dijo que al fantasma hay que mirarle a la cara para iluminar su oscuridad,  para diluir esa funesta sombra que con frecuencia escudriñamos temerosamente por el rabillo del ojo.


                                                                                                            V.  Abad 

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