miércoles, 28 de noviembre de 2012

Amar

Miles de palabras se han vertido para hablar del amor desde la literatura, la poesía, la filosofía; palabras que nunca acaban de describir con exactitud este sentimiento universal, tan difícil de expresar. Amar es la fuerza maravillosa única, capaz de mover el mundo.

El amor siempre se hace en pareja, Tú y tu padre, tu hijo, tu hermano, tu amigo, tú y el otro; porque uno hace pareja con el mundo. El amor con mayúscula, es un sentimiento inefable que te libera y te hace grande ¿quién no se ha sentido enorme cuando lo ha experimentado?

Quizá todo lo que se haya escrito sobre el amor sea insuficiente, porque amar no tiene límites, es inabarcable. La palabra Amor, así como la palabra Dios, alude a lo infinito, por eso, en última instancia, las dos se abrazan. Se puede amar de tantas formas, como de maneras se puede llegar a Dios.  Amor y Dios se asemejan porque ambos términos se escapan de la comprensión y el entendimiento humanos.

No obstante, tenemos la facultad de vivir el amor desde la mente. Hacerlo desde aquí, es aceptar el respeto que te supone la otra persona. Admitirla como compañera de viaje, protegerla, cuidarla y hacerse cargo de la libertad que merece; son relaciones de legítima igualdad. Amas en una vida apacible por medio de la lógica, aplicando el sentido común. A veces, aparecen los problemas y expresas tu desánimo, tu desilusión. Pides tu espacio y tus tiempos para resolver  las dudas, los afectos;  para elegir si te compensa esa relación, ejerciendo el derecho a ser libre o no, en un diálogo interno y externo mesurado y sensato.

Igualmente podríamos  amar con el corazón, desde  la sensación gratificante que nos proporciona querer y sentirnos queridos. Velar generosamente por la persona amada y tener la satisfacción de la dedicación y el desvelo por ella, en una verdadera sinfonía musical. Cuando surgen los problemas, la situación se vuelve más tórrida al entrar en juego nuestras emociones y poner en el asador  sentimientos, que son la parte más vulnerable de nosotros. Desde aquí, se puede amar con la misma intensidad que se puede odiar y no se habla de necesitar espacios, sino de percepciones de alto nivel emocional tales como el desengaño o la traición.

Finalmente, amaríamos también desde el alma,  donde todo resulta mucho más intangible. Es el amor de la pura entrega porque ¿hay algo más generoso que dar y recibir desde lo inexistente? Sin embargo, el amor del alma resulta auténtico, porque sin necesitar ser correspondido, sale y entra de uno a la velocidad de la luz. Para dar el salto, tendríamos primeramente que superar la mente y el corazón, lo mismo que para llegar al espíritu es necesario experimentar y trascender la materia.

Amar desde el alma, es no mirar a la persona amada, sino el ser que habita en ella;  así se podría comprender que la victima, a pesar de todo,  fuera capaz de  amar a su verdugo.

Las personas que aman con el alma, aprendieron a amarse, primero a sí mismas, descubriendo su propio ser antes de todo lo demás. Sólo desde su genuina esencia accedieron a la esencia del otro, que no significa ni más ni menos, que un acto de veneración a la unidad, formada por el mundo y yo. Desde este amor no se miden espacios, no se dan las traiciones; aquí uno se entrega a su inmensidad sin pedir nada a cambio, porque no hay nada más sublime que abandonarnos a la contemplación de la energía del amor.  

                                                                                           V. Abad

3 comentarios:

  1. No me gusta, me encanta a la par que asusta, porque como bien has hecho, se puede describir, pero de soluciones no hay nada escrito cuando se pelean el alma, la mente, el corazón, una sinrazón en la que a veces no gana el más fuerte, sino el que más pesa en el amor a uno mismo. Y a veces el amor a uno mismo implica renunciar a otros posibles amores. Mundos posibles maravillosos o mundos posibles terroríficos para el corazón, mundos posibles gratificantes o mundos de agonía para la mente. El mundo para mi, yo para el mundo o sólo yo, si atiendo al alma. ¿Quien le dijo al ser humano que tendría que tomar esas difíciles decisiones de selección? ¿Hasta qué punto es mejor la inconsciencia?

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    1. Las contradicciones que enumeras forman parte de la evolución del amor, de la mente y del alma. ¿Fácil? Para nada. Pero la inconsciencia sería irresponsabilidad, demasiado simple para un espíritu antiguo. Hay que transitar por determinados caminos, aunque nos resistamos; la recompensa es la sabiduría, y como consecuencia, la paz.

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  2. Gracias Violeta por traernos desde la filosofía a los profanos una forma tan delicada como interesante de entender el amor. Me quedo con tu frase "las personas que aman con el alma, aprendieron a amarse, primero a si misma", en mi humilde opinión, es el principio de todo, algo sencillo y que está al alcance de todos los serees humanos.

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