sábado, 7 de julio de 2012

La Jolines

                                                       

                                   Sección Lavar y marcar (9)


Antonia “la jolines”, es la típica cansina que se pasa la vida diciendo: ¡Jolines con el niño! ¡Jolines menudo calor¡! Jolines, Mati que llego tarde, últimamente ha conseguido sustituir la palabrita por la expresión, !vaya hombre! que es menos cursihortera, pero  consigue el mismo significado de queja: -¡vaya hombre con el cabrón de mi jefe!. Mucho peor. Al final se ha vuelto una mal hablada, pienso que no tiene remedio.

Vive en Madrid desde que aprobó unas oposiciones para el Estado, ya hace muchos años. En su localidad sureña todos la llamaban Toñi, pero en la capital y con el nuevo estatus de funcionaria, se rebautizo con el nombre de pila completo, aunque para el club de las peluqueras sigue siendo la jolines ¡y a mucha honra! como suele decir ella.

Su casa está en el mismo edificio de la peluquería, así que es fácil verla entrar y salir a todas horas y cotillear que es un gusto. Su máxima es no dejar de hablar, y lo hace con el mismo atrevimiento de la vida propia, como de la de los demás.

La jolines, controla todo lo que le rodea, o al menos eso pretende. Su hermano la teme, su marido la evita y sus hijos la desobedecen.  A pesar de todo he descubierto que mantiene una buena relación con su famoso hermano Paco, al que por fin acabo de conocer. Él viene y va de casa de ella  a la suya, porque vive solo desde hace muchos años.

Más o menos, la secuencia suele ser la siguiente, ella le cuida hasta asfixiarlo; entonces Paco coge las maletas y se marcha a su casa de la playa, volviendo de nuevo para la siguiente revisión médica, y así sucesivamente.

-¡Vaya hombre ya era hora de que vinierais! ¡chalados! ¿dónde os habéis metido? -Le dice Antonia impaciente con la cabeza llena de rulos, al ver llegar a los niños con su tío.

-Hemos estado comprando unas cosillas de comer para los niños.
-Pero ¿no te he dicho que traía yo los bocadillos? –contesta chillona.
-Toñita –le contesta melindroso- no me grites que no puedo tomar disgustos.

La piel de la cara de la jolines siempre está enrojecida por la ira. Es una mujer en permanente tensión que nunca oculta su enfado. Normalmente, entra y sale de la peluquería con sus niñatos, como Perico por su casa. Los críos siempre llevan algo en la mano que se pueda masticar, y continuamente, se están dando bofetadas el uno al otro hasta que su madre, les abofetea a los dos, mientras parlotea sin parar de lo que toque

Bajo mi punto de vista, nuestra peluquera  tiene demasiada condescendencia con ella, pero estoy empezando a pensar que las continuas irrupciones de Antonia en el local, pueden albergar las mismas necesidades que las mías. A pesar de todo creo que la jolines tiene muy, muy mala idea…

                                                                                                              V.  Abad       

1 comentario:

  1. Esta pelu primero me pareció la consulta privada de un psicoanalista, pero está empezando a parecerme la sala de espera de un ambulatorio de barrio...
    Me gusta mucho el público variopinto que asiste Mati, también la mezcla de clases que se intuye en todos los diálogos y que no es sino la verdadera sociedad actual: las dificultades económicas y la falta de recursos que ha afectado a todos, sin distinción, ha conseguido una igualdad social que ya quisieran los políticos más populares fuera mérito suyo...
    Como siempre, el pueblo por delante.

    ResponderEliminar