Puente de piedra con buganvillas,
o de madera y su barandilla,
Puentes, puentes,
para llegar a la otra orilla
Puente de oro
a quien lo dio todo,
y para mi abuelo…
puente de caramelo.
A mi reinona,
puente de plata con
columnatas;
aunque diga que es de
hierro
por su destierro,
es un buen puente
colgante
para una mujer
arrogante.
¡Ay! de mi llorona,
llorona,
¡qué escalofrío!
que se desploma,
tu señorío.
Pena sin lágrimas,
un llanto frío,
acompañado de griterío.
¡Ay! de mi llorona,
llorona,
te llevaré al río;
tanto extravío
descorazona.
Ansié juntar nuestras almas,
mi corazón con su pecho,
y en un gesto cesarino,
los vendió con desatino
al sufrimiento y despecho.
¡Ay! de mi llorona,
llorona,
te doy mi abrigo,
y lo aguijonas.
Si ante el cariño,
muros levanta,
puente de plata,
para un corazón de
hojalata.
V. Abad
V. Abad